PABLO JOSÉ HERNÁNDEZ TRAZA UNA NUEVA RUTA PARA EL AUTONOMISMO EN CELEBRACIÓN DEL ELA EN MAYAGÜEZ

Durante la conmemoración del aniversario de la Constitución del Estado Libre Asociado, celebrada en la ciudad de Mayagüez, el comisionado residente Pablo José Hernández ofreció un mensaje enfocado en revitalizar el autonomismo puertorriqueño como ruta política viable y modernizadora dentro de la relación permanente con Estados Unidos. En un discurso extenso, marcado por referencias históricas y un llamado a la acción, Hernández definió el autonomismo como una corriente ideológica flexible, realista y profundamente enraizada en la historia puertorriqueña, desde Román Baldorioty de Castro y Luis Muñoz Rivera hasta la creación del ELA bajo Luis Muñoz Marín. A su juicio, a diferencia de la estadidad, que calificó como “más lejana hoy que hace cuatro años”, y la independencia, que reconoció como disponible pero “abrumadoramente rechazada”, el autonomismo sigue siendo la única alternativa que ha producido avances reales en el autogobierno de Puerto Rico.

Hernández reconoció que el autonomismo ha atravesado una etapa de crisis y desorientación, agravada por decisiones judiciales adversas, la imposición de la Ley PROMESA y la falta de una estrategia de comunicación efectiva para defender sus logros. Pese a ello, sostuvo que la realidad actual ofrece señales esperanzadoras, entre ellas un Congreso más dispuesto a considerar todas las opciones de estatus —incluyendo el ELA— y funcionarios federales abiertos a discutir una expansión del gobierno propio en los territorios. En ese contexto, el comisionado propuso una “nueva ruta” para el autonomismo, centrada en tres principios: economía, identidad y democracia. A nivel económico, abogó por usar las herramientas del ELA para establecer acuerdos comerciales y fiscales con otros países, proteger industrias locales como el café, e invertir estratégicamente los fondos provenientes del reembolso del arbitrio al ron. En cuanto a la identidad, defendió el valor cultural y económico del ser puertorriqueño, proponiendo aumentar la participación de Puerto Rico en organismos internacionales como la UNESCO para proteger su patrimonio. Y en el plano democrático, planteó sustituir la Ley de Relaciones Federales por un pacto formal que reconozca la autoridad compartida entre Puerto Rico y Estados Unidos y que garantice la voluntad del pueblo como principio rector.

El comisionado también rechazó de forma categórica el uso de plebiscitos no vinculantes, argumentando que “solo dividen al país en luchas fratricidas” y no cuentan con el aval necesario en Washington para producir cambios reales. Afirmó que antes de aspirar a nuevas formas de relación política, Puerto Rico debe recuperar la credibilidad perdida mediante buena gobernanza y presupuestos balanceados que eventualmente permitan la salida de la Junta de Supervisión Fiscal. Enfatizó que cada avance del pasado, como la elección del gobernador, la adopción de una constitución y el crecimiento del ELA, fue precedido por etapas de estabilidad y gobernanza efectiva.

Cerrando con un tono emotivo y patriótico, Hernández afirmó que su generación no es responsable del retroceso autonómico que ha vivido el país en las últimas décadas, pero sí será la que asuma la responsabilidad de revertirlo. “Volvemos a empezar el camino hacia una autonomía de cambio y de futuro”, declaró. El mensaje no solo delineó una visión política, sino que también intentó reencender el orgullo por la identidad puertorriqueña y renovar la confianza en el ELA como una fórmula que, con reformas, puede seguir sirviendo al país. Con ello, Pablo José Hernández se consolidó como el principal portavoz del autonomismo moderno dentro del Partido Popular Democrático y del debate nacional sobre el estatus de Puerto Rico.