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“Plaza España”: Una noche de vino, flamenco y sabores que transformó a Ponce

  • Writer: Edgar Marrero
    Edgar Marrero
  • May 19
  • 2 min read

El pasado sábado, el Complejo Ferial de Ponce dejó de ser simplemente un centro de convenciones para convertirse en una auténtica Plaza Mayor al estilo castizo, vibrante de sabores ibéricos, aromas intensos y el repique seductor de los tacones flamencos. David Talavera, chef, sommelier y artífice de experiencias culinarias elevadas, se lució con su más reciente creación: “Plaza España”, una gala donde la cocina fue cultura, el vino poesía, y el flamenco, alma.


Fotos por Yadira Talavera


Desde el coctel de bienvenida —elegantemente maridado con un Bohigas Gran Reserva Brut Nature y salmón curado—, se supo que la noche no sería una más. Los asistentes, muchos vestidos para la ocasión con guiños al estilo andaluz, fueron guiados por un recorrido sensorial en estaciones temáticas donde los vinos de V. Suárez reinaron en maridajes pensados al milímetro.

La Estación #1 brilló con blancos atlánticos: albariños como el Pazo de Señorans y el Omar de Frades Sparkling dieron el tono fresco y mineral a una selección de mariscos encabezada por camarones, pulpo y boquerones que evocaban las costas gallegas.

La Estación #2 fue tierra adentro: Carmelo Rodero Reserva y 200 Monjes de La Rioja envolvieron platos como la paella tradicional, paella negra y calamares con una estructura tánica que contrastaba con los fondos marinos de los platos.

La Estación #3, más intensa, presentó joyas como Mas La Plana y Clos Mogador, tintos profundos y complejos que encontraron sus pares ideales en el ternasco (cordero joven) y el sublime cochinillo, cocido a baja temperatura y terminado al horno con una piel crujiente que provocó aplausos espontáneos.

El cierre fue puro hedonismo: en la Estación #4, el Torres 20 años Brandy y postres como la tarta de Santiago, crème brûlée y una tabla de quesos trufados con miel pusieron el broche de oro a una noche inolvidable.

Y mientras el paladar viajaba, el alma se rendía a la voz y el taconeo de Ana del Rocío, quien, junto a su tablao, convirtió la tarima en una cueva andaluza donde el duende del flamenco se sintió vibrar en cada esquina del salón.

Quisimos llevar la cocina española al próximo nivel, no como un menú, sino como una vivencia completa. Música, aromas, maridajes y una curaduría que honra lo mejor de nuestra herencia gastronómica”, expresó Talavera a El Vigía News.

Plaza España fue más que un evento; fue una declaración de que la alta gastronomía también puede ser festiva, multisensorial y profundamente local en su impacto. Enhorabuena a Ponce por saber saborear este tipo de experiencias, y a Talavera por seguir apostando al buen gusto con ambición y elegancia. La vara ha quedado altísima.

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